miércoles, 16 de marzo de 2016

Profecía Autocumplida

Fue un martes de fallas a la hora bruja,
Las explosiones de petardos como música de fondo,
cuando sobrepasé el punto de no retorno 
que finalmente me convertiría en escritora.

Una noche de insomnio,  durante uno de esos ataques de creatividad producto de un agonizante constipado, no eran los mocos lo que me impedía dormir, estaba escribiendo a pesar de que ya habrían colgado en internet el último capítulo de esa serie de doce temporadas a la que yo profesaba una ansiosa fidelidad desde el principio. Jamás me había perdido un episodio ni esperado tanto para verlo.
Tras el tercer encendido de urgencia de la maltrecha tablet de la pantalla resquebrajada supe que ya no volvería a apagarla. 

Mis musas acogen mi decisión satisfechas, 
arropándome mientras me resigno 
a no volver a dormir una noche entera
Y a no ganar dinero en vete tú a saber cuanto tiempo.

Al hacer la copia de seguridad de la carpeta donde están la mayor parte de mis escritos me he percatado de que tengo en danza a día de hoy ochenta archivos en relación a mi faceta de escritora; algunos ya publicados en antologías, otros simples plicas de concursos literarios con mejor o peor fortuna.
Así que la próxima vez que diga o escriba "yo sola ya soy una tormenta de ideas" queda constancia de que es rigurosamente cierto.
A estas alturas ya tengo muy claro que vivir contra la propia naturaleza está condenado a un gris fracaso. 
Prefiero estrellarme a toda velocidad haciendo lo que me apasiona, de forma chillona y estrepitosa, despleagando mi desbordante creatividad en miles de páginas que quizás algún día leerás.
Quien sabe, tras décadas empezando cosas, tal vez en el tiempo que me queda de vida llegue un año de terminarlas todas de golpe. 
Eso sería muy típico de mi, lo reconozco.
Te va encantar leer lo que estoy escribiendo, tanto tanto, que estoy planteandome admitir eso que llaman "lectores beta" pero no seré yo quien dé el siguiente paso. Si queires ser uno de ellos, hay condiciones, descúbrelas rellenando el formulario de contacto de aquí a la derecha.

Es la una de la madrugada.
Yo soy más de madrugar que de trasnochar.
Además ya había decidido escribir al despertar.
A ver si esta vez me duermo.

Posdata:
La SG lleva ya más de tres años conmigo, al menos dos en el bolso a todas partes; estas navidades llegó a completar mis herramientas su hermano pequeño SGM que me encaja como un guante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario