lunes, 9 de marzo de 2015

El 4 de Marzo de 2015 yo cumplía 42 años y moría mi Abuelo Chano

Curiosamente, el poema que vino a despedirlo no empezaba hablando de él, sino de su yerno, mi padre:

No lloraré sobre tu tumba cuando mueras Padre
Agradeceré
la utilidad de tus enseñanzas
Lamentaré
 que siempre te avergonzaras de aquello...
que más debió enorgullecerte
Me dolerá
 que jamás llegaras a conocerme
Porque la persona que soy hoy,
Existe
En parte,
 por la labor que hiciste como padre
... y como hombre
La mayor lección:
Las decisiones erróneas que tomaste
pero No lloraré sobre tu tumba
"El muerto al hoyo y el vivo al bollo"
Reza el refrán
ja! Reza, ¿rezar?
¿a qué? ¿a quién?
A mi propia alma tal vez
Que sea ella quien guíe mis pasos
Que sea ella quien disuelva, cure, sane, sofoque
ese nudo en la garganta
esas lágrimas secas
que esta vida ajetreada, endurecida
no me deja derramar
¿derramar? ¿llorar?
¿por qué? ¿por quién?
Por mi abuelo muerto
Por él,
 Si lloraré
por esa parte de mi infancia
que marchó con él
por ese idílico recuerdo
despachando pan
con una camiseta de peces de colores brillantes
por ese anciano que bajaba a su huerto
a cortar solo
la hoja de lechuga para la ensalada de ese día
y ahora, soy yo quien tiene huerto
y es mi hijo quien crea esos recuerdos
y en tu última hora
cuando tu alma ya siguió camino
en mi mente queda fijada
esa foto
 con tu primer biznieto
mi hijo

Igh 10/3/15