viernes, 5 de febrero de 2021

Katana

 

El último movimiento de aquella demostración improvisada dejó a los invitados atónitos.
-"Es una katana, una vez desenfundada, su hoja ha de probar la sangre, de hecho, es una ofensa no brindarle la oportunidad de una muerte"-
-"Eso está claro, pero no la tuya"-
Bajó la mirada lentamente, algo mareada por el volumen de sangre perdida y el olor acre que desprendía.
Enfocó la palma de su mano derecha sobre la vena abierta en su muñeca izquierda, recitando un conjuro antiguo,  en una lengua olvidada, que la sellaría sin dejar marca.
Al terminar, cogió el pañuelo de seda que le ofrecía el adinerado dueño del arma, limpió la hoja y lo usó como venda improvisada alrededor de una herida casi curada.
Enfundó la katana y bebió todo el contenido del cuenco de cobre.
Lo sintió recorrer su organismo, con una energía poderosa, ancestral, espíritu en busca de nuevo huesped. Si era diga de tal honor, en tres días sería visible en su piel el tatuaje de su emblema, sellando de por vida un vínculo sagrado.
@igh.escritora