sábado, 30 de marzo de 2013

Hace unos días, a Yeray le cambió la cara, al ver a través de la valla de la escoleta, a su yayo. Tenéis que saber que a él solo lo recogen papá o mamá, siempre, y nadie más, nunca, en los tres años que lleva en la escuela Waldorf, siempre ha sido así.
El yayo se acercó, le explicó la situación. El niño no dijo nada, y siguió sin hablar todo el camino, y al llegar a casa, la yaya tampoco consiguió que hablara, ni una palabra.
Pensaban que estaba enfadado.
En el momento que empezó a comer dijo:"yaya, es que no podía hablar hasta la hora de comer porque había hecho una promesa"
Entonces, la yaya recordó, que días antes, le había leído a su nieto un artículo que salió sobre su padre, el bisabuelo del niño, en la prensa local años antes.
Entre otras cosas, contaba como Chanito el panadero, había hecho una promesa a la Virgen, consistente en ir caminando en silencio toda la familia hasta Teror, si le concedía sacar el carnet de conducir a la primera.
La yaya, mi madre, le había explicado a su nieto, mi hijo, qué era eso de hacer una promesa a la virgen.
En casa, no somos nada religiosos, aunque siempre hemos tenido una relación especial los seres mágicos, lo sutil y lo espiritual
Y en ese instante en que se asustó, pensando que a papá y mamá podía haberles ocurrido algo, a sus nueve años, reaccionó haciendo una promesa, que mantuvo hasta el final, como su bisabuelo hizo en su día.
En las fotos adjuntas está la historia, el biznieto que nombra al final es Yeray

miércoles, 27 de marzo de 2013

Desayuno en la Pinada

Té con menta
Pan de cereales hecho con mis propias manos
Humus, casero también
hecho por quien más me Ama y comparte mi camino
El sol de primera hora de la mañana, 
asoma tímidamente sobre las copas de los pinos
hasta alcanzar mi cara, 
ojos cerrados mientras saboreo, me recreo
en las sensaciones en mi boca
el calorcito en mi piel
el canto de los pájaros regala mis oídos
y...
que me llevó hasta ahí
esa mañana de primavera
a ese momento perfecto 
que no se puede comprar con dinero

Llegué a la escoleta waldorf antes de lo habitual, 
la cocina bullía en actividad
allí no hacía más que estorbar,
empecé a sentir un malestar
acentuado por esa persona a la que le caigo mal
que nunca está por allí
cuando yo llego, ella se va, 
a su cuartito del sótano, 
su marcha del día empezar
y ese día, parecía que acababa de llegar
que allí un buen rato iba a estar
así que decidí marchar

En cuanto llegué a la pinada
las flores silvestres flanqueando el camino
me invadió una ola de agradecimiento
hacia esa persona en cuestión,
Gracias a la cual me decidí a salir

Terminado el desayuno
volví a la escoleta
a devolver la taza, el cuchillo, la cuchara...
Nada más entrar
la música regala mis oídos
el canto de la profesora, 
los gnomos de tres a seis añitos su coro

La cocina ya vacía
enchufo el portatil
en un rinconcito
escondidito

Hoy voy a leer
"Pon el cielo a trabajar"
un regalo 
llegado de una amiga
meses atrás

domingo, 17 de marzo de 2013

Pentáculo - mi fondo de escritorio

Camino, en solitario, por la Columna Vertebral del Mundo, siguiendo mi propio camino, formándola a cada instante. La Diosa, siempre presente, guía mis pasos, cruza mi vida con  nuev@s compañer@s de viaje, en cada ocasión que otr@s me abandonan, me recuerda que no estoy desamparada, que ella permanece, paliando los estragos causados por los egos de los hombres.

Poniendo a mi alcance esos símbolos que hacen más visible su poder, que me conectan más a ella y a los ritmos de la naturaleza.
Desde anoche, este pentáculo es mi fondo de escritorio, apareció cuando empecé a leer, y a pedir compañía para Ostara, ahora que la hermandad que me recibió en su día con los brazos abiertos, y me tomó de la mano, en mi caminar por la rueda del año, cierra cada vez más sus puertas, se repliega sobre sí, como el capullo en flor que se abrió, mostró su belleza al mundo, y de nuevo, se cierra, sobre sus miembros, acogiéndolos, protegiéndolos, cerrando un velo, que solo abre de cuando en cuando, a los que dejó al otro lado.


viernes, 1 de marzo de 2013

Poema colectivo - Comunidad Creaktiva

Ayer Domingo 17 de febrero, Tercera fiesta Creaktiva. A primera hora de la tarde, en la terracita de atrás, guitarra, armónica, tambor... surge un poema colectivo.
Sentados en círculo, unos toman te, otros vino, cada uno dice una frase una palabra o un silvido, participamos como unas 15 personas, este es el resultado. Disfrutadlo



Tarde de domingo
el frío no anida
por el calor de la compañía
(...silbido)
siempre adelante
siempre bellícimos
molto felices
Madre mía
me he levantado a las 4 de la mañana
lo que no te mata te hace más fuerte
la agradable compañía de la comida
aleja el frío
y también un buen vino
y no necesitamos al sol
porque lo llevamos dentro
La música nos une
y el silencio siempre necesario
y que vive esta fiesta
que no estamos de obituario
Y el corazón
me recuerda una nube

3 feb 2013

3/2/13

Llamas rollos
a esa parcela de realidad
que te afanas en no mirar
por mas que la vida
te la ponga delante
con mil formas diferentes
cual amada madre paciente
En la siguiente ocasión
Tú activas
De nuevo
Tus mecanismos de huida
Surge, ruge
Ese león acorralado
Esa parte
Hábilmente acallada
Que se te cuela por los resquicios
Hijo rebelde
No la toleras
Ni tan siquiera permaneces
Junto a quien te la muestra
Reflejada
Simple herramienta
Catalizador
De tu crecimiento interior
¡Pegas volantazo!
180 grados de derrape
Y parada en seco del motor
La situación te supera

No la esperas
Cada vez
Te vuelve a pillar por sorpresa
Aunque tu reacción emerja
Desde muy adentro de tu Ser
Cual niño asustado
Agobiado, intimidado, desesperado
Interpretas tu propio malestar
Adjudicándolo al otro
Que es simple herramienta
Catalizador
De tu crecimiento interior
Que tus parcelas oscuras te muestra
Esa parte de tu humanidad
Incoherente y contradictoria
Atribulada y visceral
Que no te gusta mirar
Ni tan siquiera admitir
Esa
Que has sepultado
Bajo el peso del siempre iluminado
Que se embute
Cada amanecer
En su smoking de humildad
A sabiendas
De que es solo un personaje
Que se pega a su piel
Hasta confundirse en él
Que escribe su vida en tinta roja
Y sin siquiera sospecharlo
Sobre papel mojado