Mote cariñoso que se han ganado a pulso. Me arranca una sonrisa cada vez que viene a mi memoria ese banco de madera bajo mi ventana, que acoge en la mañana a varias vecinas jubiladas, hipotecas pagadas, el nido vacío, sin más excusa que sacar la basura o ir a comprar para alejar la soledad de una casa jaula, antaño hogar.
Necesitaban un tema de conversación, un "algo" a lo que aplicarse juntas y lo encontraron cotilleando sobre la vecina "rarita" del primero.
Su intención es pasar a mayores, involucrando a la comunidad de propietarios y vete tú a saber a quién más.
Encantada, su víctima les sigue aportando carnaza: un cubo de agua en la terraza, una flor que se marchitó, cerrar la cancela cuando la querían abierta, no pararse a hablar con ellas...
Y es que... Realmente lo necesitan.
Un escrito original de @igh.escritora
11/9/23
No hay comentarios:
Publicar un comentario