igh - escritora: 2024

viernes, 2 de agosto de 2024

Al salir de la psicóloga oncológica

Terrible cita me devolvió a ese rol de víctima impotente y pequeñita que no puede hacer nada por mejorar su situación.

Aún no he salido del todo de ahí.

Me tocó volver a por mi visera olvidada en su despacho, ya iniciando es arduo proceso psicológico en soledad, ayudada por esa foto que expresaba mejor que yo misma mi estado emocional.

Me abre con mi visera en la mano, de fondo su siguiente cita, una abuelita llorosa con el pañuelo de enjugarse las lágrimas en la mano...

Y me quedó claro el perfil ideal de esa consulta: pacientes y familiares acompañantes en su fase plañidera que satisfagan el complejo de buena samaritana de una treintañera inexperta luciendo una bata blanca del hospital que contradicen sus palabras:

"Yo no soy personal de sanidad, soy de la asociación española contra el cáncer"

Tardé días en entender que la oncóloga me envío 2 años tarde a esa consulta , donde se va a llorar os "por qués" irresolubles: ¿Por qué a mi? ¿Por qué ahora? en esa fase inicial post-diagnóstico donde el personal sanitario juega a "la palabara prohibida" evitando decir cáncer, tumor, sospecha de malignidad...

Cuando tu familia y amig@s te preguntan y solo puedes contestar:

-"Lo están tratando como si fuera cáncer, pero sin decir la palabra"

Entendiendo que la medicina es más meteorología que matemáticas, me provocaron niveles mayores de ansiedad, estress, pánico al ocultarme la información de la que disponían y no hablar claro

En la sanidad española demasiados funcionarios sanitarios de cadena de montaje le insisten al paciente con el "Sé feliz en la ignorancia"

Pero eso tiene un problema...

Teniendo la información correcta tomas mejores decisiones.